Starnone, Domenico / Escritor
Jugaba a ser - me pareció a mà - la bailarina de carigliòn, saltando con los brazos extendidos y de vez en cuando entregándose a una pirueta. Qué hermosa era su figura contra los lentes de sol relucientes, atrevida en sus faldas, tan expuesta a la muerte ». Una niña persuasiva, un duelo, una abuela que tiene la llave del inframundo, el examen de idiomas. ImagÃnese un niño soñador, siempre mirando por la ventana. La abuela está ocupada en la cocina y de vez en cuando le echa un vistazo. En cambio, mira tranquilamente el balcón del edificio de enfrente, donde la chica de cabello negro baila su temeraria danza. Para un amor como este, un niño atrevido puede llegar a hazañas extremas, duelos a muerte, incluso hablando italiano. Será su abuela, que tiene una adoración ilimitada por él, quien velará por su jactancia, sentada en un rincón de la cocina. No está familiarizada con las palabras, pero no le falta imaginación. Cuando, con la fuerza de su larga viudez, le habla de la tumba de los muertos, graba imágenes imborrables en la mente de su sobrino. De niño, puedes ser cualquier cosa. El explorador o el niño, el náufrago o "el caubboi", Héctor o Ulises. De niños puedes enamorarte mirando el balcón celestial del edificio de enfrente, o creer que has encontrado la tumba de los muertos justo detrás del cantero del patio, desde donde se escuchan inequÃvocos golpes siniestros. Un libro tan afilado como las espadas de la fantasÃa escondidas bajo la cama, en el que el descubrimiento del amor y el descubrimiento de la muerte se persiguen marcando el final de la infancia. O, quién sabe, prolongarlo hasta el punto de que te demoras en los juegos y, como teme tu abuela, ya no creces.