Iorio, Maria Isabel / Escritor
a la muñeca, presión o puntero
con la mano, el futuro, o en el guante
en la puerta, retrato, letrero
el mechón de pelo, de la uva
al palo, madera, disfrute
del cuento, texto o hada
la tela, piso, cuerpo
el poema, eso, nada
Comienza: María Isabel abre los ojos a Copacabana. No necesariamente se despierta. Abre el ojo. Decídete a salir de casa y salir a la calle. Donde hay distancia, arriesgarse a acercarse. Niño travieso en el zoológico. La única ley que obedece es la del azar. Con la misma curiosidad que visita Groenlandia, cae en un frijol de arroz. A la vuelta de cada esquina, una emboscada. Ella se cae, yo caigo, prepárate para caer también. De vez en cuando duele: vestir de negro adelgaza / pero nacer negro / lo hace desaparecer. Ocasionalmente, fluctuará: "Fumo / simplemente no para correr / el riesgo de entrar en lugares cerrados".
A punto de celebrar una boda de plata con ella misma, María Isabel se licenció en Letras y escribe poesía desde los 6 años. Aries con Aries, el fuego doble la hace pisar las brasas llameantes. lo que pensarías cuando estabas huyendo es un libro que te deja un zumbido en el oído. Olor a fuego en tus dedos. María Isabel no arrastra bosques, sentimientos, maletas, órganos, fósforos. Células y Dios: invisible, dice que aprendió. Porque parecen bastante claros en su poesía.
Finalmente, nos pregunta si tenemos un lugar donde quedarnos. Yo, que estoy bajo un techo, me asombra y compruebo si realmente tengo un lugar donde quedarme. Recuerdo que acaba de abrir el ojo y todavía no sé si está despierta o si es una flâneur sonámbula. Si ella sueña, soñamos juntos, si se despierta, lo mismo. Con confesiones articuladas, María Isabel se lanza al espacio, exterior e interior, con la guardia baja y todavía dispuesta a dar un touché . Su recorrido es una hermosa contribución poética al acto de observación humana. En sus divagaciones, Bel pregunta si, como la muerte, no hay una causa de nacimiento. Lo sospecho. María Isabel Iorio nació para huir haciendo poesía.