Tejelo, Pura / Escritor
Entra por las puertas y le dice
que tocó una ventana derribando al mundo
que apagó el único quinque de la casa
que vaga a ciegas el recuerdo
que el viento
es un trapo enfermo que no encuentra la manera de abrir la ventana
y duerme afuera.
Rompe la morada y llámala
con los mil nombres que conoces.
Horas de Hanna, según el libro de poemas de Pura Tejelo, son los del libro de horas (a la manera de los hermosos manuscritos en miniatura de los siglos XV y XVI) que regula y codifica su relación con la divinidad, sometiendo la espiritualidad del individuo al dogma, pero la simple posibilidad de un diálogo contiene ya un germen de libertad acorde con los cambios del Renacimiento. Horasque también lo forman como parte de una naturaleza obediente al ciclo inmutable de las estaciones. De la mano de diversas voces poéticas asistimos al proceso de maduración de Hanna, desde la primavera de la vida hasta su esplendor y el invierno. Nostalgia por la comunión del ser humano con otros seres vivos desde un presente en el que lo encontramos irremediablemente perdido. Las horas de Hanna también son el tiempo de una cadena perpetua en un orden social que debe ser inmutable como el de la naturaleza y que mantiene oprimidas a mujeres y sirvientes. Pero las horas son, sobre todo, la hora: la del cuestionamiento, la conciencia y la revuelta. Los sirvientes se levantan contra el poder, como en la Galicia de los Irmandiños; algunas mujeres ya se atreven a salir del riego, alterando los ciclos que las mantienen oprimidas. En este contexto, la revolución de Hanna es la del derecho a saber, pero también la del carpe diem, la reivindicación del deseo en el sentido más amplio y la de una existencia en escorzo, es decir, abierta a todas las posibilidades y potencialidades, como en el cita inicial de Virginia Woolf. Si en Na brétema, Santiago le da a Luis Seoane el protagonismo a los campesinos y excluidos, a los que siempre están al margen del códice, Pura Tejelo denuncia en esta obra la frecuencia con la que la Literatura y el Arte esconden, embellecen, estetizan. La exquisitez de unos pocos arraigada en el dolor y la miseria de la mayoría; deificación y sublimación de la mujer para mantener a la mujer en su prisión.
Pilar Pallarés