Zweig, Stefan / Escritor
No, jamás volver a ser el hombre que habÃa sido; nunca más ser aquel «gentleman» elegante, correcto y sin sentimientos! Era mejor precipitarse en todas las profundidades del horror, donde al menos existÃa una realidad de vida! Estaba cansado, muy cansado,y sin embargo temÃa que el sueño pudiese apagar todo el calor, todo el ardor y toda la vida que aquella noche habÃa encendido dentro de mÃ, como si lo ocurrido no hubiera sido más que un sueño fantástico. ¿Puede una noche contener toda una existencia? ¿Pueden esas pocas horas mágicas en las que el sol se oculta cambiar el rumbo de una vida? En esta poderosa fabula el versatil y genial Stefan Zweig, nos responde a esas y otras preguntas, indagando con portentosa habilidad en los misterios y secretos que nos humanizan. Una ficción maravillosa, una alegoria sobre la trasnformación vital de un ser humano. Una novela profundamente delicada y deliciosamente intensa escrita con maestria y contundencia y con un estilo único que ha hecho de Zweig un autor de culto, y de esta obra una indispensable lectura. stefan zweig nació en Viena en 1881, en el seno de una acomodada familia de origen judÃo. Obtuvo el doctorado en filosofÃa por la Universidad de Viena, estudios que compaginó con los de historia de la literatura. Su desahogada situación familiar le permitió viajar con mucha frecuencia, lo que originó en nuestro autor, y se reflejó en su literatura, una sincera empatÃa y tolerancia hacia la humanidad. Stefan Zweig es, sin duda, uno de los escritores más originales de la época de entreguerras en Europa. Cultivó todos los géneros, desde sus tempranos libros de poesÃa, pasando por el ensayo, con tÃtulos tan relevantes como El mundo de ayer o Momentos estelares de la humanidad, la biografÃa, como la de MarÃa Antonieta y Fouché, el genio tenebroso, o la novela, que le llevó, en la década de 1930, a ser considerado uno de los escritores más sublimes de Europa. Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Carta de una desconocida, o Una partida de ajedrez asà lo acreditan. El nazismo y la situación mundial sumieron a Zweig en el desencanto y la desesperación, que le condujo al suicidio, compartido con su segunda esposa, en Petrópolis, Brasil, en 1942. Se despidió del mundo con estas palabras: «Creo que es mejor finalizar en un buen momento y de pie una vida en la cual la labor intelectual significó el gozo más puro y la libertad personal el bien más preciado sobre la Tierra».