Oggero, Margherita / Escritor
Ale, que aún no tiene diecisiete años, descontenta, malcriada, confundida. Escuchó perfectamente bien el ruido del tranvÃa mientras saltaba hacia los rieles. Y Nicola, el médico que la ayudó nada más llegar al hospital, no puede sacarla de su cabeza, esa chica más cercana a la muerte que a la vida. Porque el escudo profesional a veces está hecho de papel maché, e incluso la belleza puede ser un cuchillo que ensancha nuestras heridas. Delante de él, ahora, tiene un fin de semana largo para pasar con su esposa Teresa en Chamois, en casa de un amigo. Un fin de semana como muchos otros, parece. Cenas, paseos, charla frente a la chimenea. Pero en esos pocos dÃas, para él y para todos los demás, el tiempo se acelerará y avanzará en todas direcciones. Todos se verán obligados a hacer un balance de su vida y descubrir los secretos que incluso se esconden de ellos mismos. Para catalizar todo, quizás, la sombra de Ale, y para Nicola también un fantasma de carne y hueso que viene del pasado: su viejo amigo Matteo que no ve desde el instituto. Alguien propondrá un juego inofensivo para pasar el tiempo: pero en cambio será el momento de pasar cada uno de ellos. "El juego de los últimos tiempos" tiene sus reglas: todo el mundo debe contar la última ocasión en la que vio o vio una determinada cosa o persona; tanto los recuerdos reales como los inventados son válidos. Hay quienes hablan de una casa donde pasó sus vacaciones de niño, que inventan (por alguna razón) que extraña un anillo que nunca ha perdido, que se empuja más profundo. Como Nicola y Matteo, que finalmente a altas horas de la noche se encontrarán cara a cara para continuar ese juego solos. No se han visto desde hace treinta años: desde que en Amsterdam, donde estaban de vacaciones juntos, Matteo le habÃa hecho a Nicola "una broma" que los habrÃa marcado para siempre. TenÃan 19 años, ese verano, eran los Dioscuri, los dos gemelos divinos. Y "hubo momentos", piensa Nicola, "en los que el acuerdo con Matteo le habÃa provocado una felicidad tan profunda que deseaba que el momento se congelara". El fin de semana largo se acaba para todos, pero si la vida es lo que nos pasa mientras, con más o menos cuidado, escondemos nuestros secretos, tal vez pronto las cosas puedan cambiar para alguien. Matteo le habÃa gastado "una broma" a Nicola que los habrÃa marcado para siempre. TenÃan 19 años, ese verano, eran los Dioscuri, los dos gemelos divinos. Y "hubo momentos", piensa Nicola, "en los que el acuerdo con Matteo le habÃa provocado una felicidad tan profunda que deseaba que el momento se congelara". El fin de semana largo se acaba para todos, pero si la vida es lo que nos pasa mientras, con más o menos cuidado, escondemos nuestros secretos, tal vez pronto las cosas puedan cambiar para alguien. Matteo le habÃa gastado "una broma" a Nicola que los habrÃa marcado para siempre. TenÃan 19 años, ese verano, eran los Dioscuri, los dos gemelos divinos. Y "hubo momentos", piensa Nicola, "en los que el acuerdo con Matteo le habÃa provocado una felicidad tan profunda que deseaba que el momento se congelara". El fin de semana largo se acaba para todos, pero si la vida es lo que nos pasa mientras, con más o menos cuidado, escondemos nuestros secretos, tal vez pronto las cosas puedan cambiar para alguien.