Suanzes, Àngel / Escritor
Habrá una línea
que no cruza tu línea de meta.
Curva curva de dolor ininterrumpido ...
"Tus metas están más allá de este momento".
Un clavo querenza golpea y, a través de grietas, colisiones, oportunistas, las incertidumbres que invaden la rutina, ayudan a la disección y culminan en el colapso de los cuerpos. Mienten intemperantes, pero las brasas permanecen latentes, nunca deseosas de intentar rescatar: las intenciones disminuidas insisten en la confianza; esforzato de epidermis erosionado en contacto; las bocas poco halagadoras buscan reparar la memoria.
La ausencia, el error, el engaño y otros desencantos nutren este texto, y confluyen en una secuencia de encuadres que el autor toma con proyectiles, con el fin de perforar la carne del lector, sin dañar los órganos, más buscando que el Metrópolis desconsolados se preparan y nivelan en sus entradas.
La sequía de la atracción, la pérdida de la complicidad y el deseo de mantener el afecto, llevan a la resignación, a la aceptación de la deriva. Entonces lo único que queda es sortear las cascadas, asumir la inercia, darse por vencido: "Derrame, / hace mucho tiempo, las bisagras se han oxidado, / no hemos logrado cambiar el mecanismo".
Además del sonrojo, la decepción o el miedo, no hay cabezas de cartel en esta ronda de intimidad, solo una voz apagada que expone, abatida, su impotencia, coronada con un clavo de perplejidad o un clavo de inseguridad airada. Conclusiones que llegan a compensar en un período de malestar, cosas que desea exorcizar al fracaso.
Los flashbacks rayados se fusionan en un guión de lo que observas y recorres, con la discreción del viaje , los lugares de devastación, las fábulas de idealización, estos últimos transgresores dejando escenas interrumpidas con barniz, con su pátina endulzada al final, los batidos. el pasado. desanimar y reiniciar el prodigio del descubrimiento, evitando la expiración eterna: "(...) y la timidez inútil de aferrar, / lo que dolerá / con tu cuerpo".