Font, Christian / Escritor
En la segunda mitad del siglo XX, un puñado de sacerdotes de las Misiones Extranjeras de ParÃs, como antiguos guerreros, lanzaron un asalto a la fortaleza del TÃbet, en un momento en que este reino, prohibido para los occidentales, atraÃa a muchos exploradores. Lejos de encontrarse con un TÃbet de imágenes de Epinal, pacÃfico y poblado de mÃsticos desprendidos de las cosas del mundo, los misioneros, convencidos de que deben erigir la cruz de Cristo en estas tierras paganas, se encuentran enfrentados a una dura realidad.
En el contexto de un contexto geopolÃtico complejo y un antagonismo violento entre sacerdotes católicos y lamas tibetanos, el apostolado pacÃfico de los primeros no pudo prevalecer sobre el fanatismo religioso de los segundos. Entre estos portadores de la fe cristiana, algunos dirÃan fuera de lo común, Jean-André Soulié, nacido en 1858 en Saint-Juéry, un pueblo rural del sur de Aveyron. Después de haber completado sus aprendizajes en el Petit Séminaire de Belmont y el Grand Séminaire de Rodez, convirtiéndose en sacerdote de las Misiones Extranjeras de ParÃs, partió para evangelizar, en octubre de 1885, las regiones desconocidas de las Marcas Tibetanas donde ocupó varios cargos.
En estos lugares es a la vez médico, explorador, naturalista y botánico. Manteniendo contactos con el Museo de Historia Natural, la Sociedad Vilmorin y cientÃficos de renombre, recolecta y envÃa miles de mariposas, aves, animales y más de 7.000 especies de plantas a Francia. Capturado por los lamas tibetanos en Yarégong, murió a la edad de 47 años, el 14 de abril de 1905, después de doce dÃas de cruel tortura.