Ginzberg, Siegmund / Escritor
La campaña electoral permanente, un partido que no es ni de derecha ni de izquierda sino del pueblo, un contrato de gobierno improbable, la gran voz que silencia los periódicos, el odio que penetra en el discurso público, las acusaciones traicioneras a los técnicos, la deuda, manejo demagógico e irresponsable de las finanzas. Son las analogías las que amenazan el presente y corren el riesgo de que se parezca peligrosamente a un pasado que creíamos haber dejado atrás. Cuando Hitler se convirtió en canciller del Reich en 1933, los ciudadanos alemanes comenzaron a seguir al flautista de Hamelín que los conducía al barranco. Lo más extraño, pero de ninguna manera inexplicable, es que continuarían creyendo religiosamente en él incluso después de haber caído. "Los nazis", escribe Ginzberg, " no solo eran buenos en la propaganda. Tocaron claves a las que la gente era sensible, halagaron intereses reales y generalizados (no sólo los intereses del gran capital, como quería la vulgata). Un consenso real, creciente y formidable correspondió a donaciones concretas. Lo más sorprendente es cómo lograron llegar a un consenso incluso sobre el comportamiento más atroz e inhumano del régimen". Las analogías superficiales pueden desviarnos. Sin embargo, no podemos evitarlo. La mente humana funciona por analogías. Las analogías siempre existen. Tú revelas una herramienta muy poderosa para comprender y distinguir, es decir, exactamente lo contrario de hacer de cada hierba un paquete. Un consenso real, creciente y formidable correspondió a donaciones concretas. Lo más sorprendente es cómo lograron llegar a un consenso incluso sobre el comportamiento más atroz e inhumano del régimen". Las analogías superficiales pueden desviarnos. Sin embargo, no podemos evitarlo. La mente humana funciona por analogías. Las analogías siempre existen. Tú revelas una herramienta muy poderosa para comprender y distinguir, es decir, exactamente lo contrario de hacer de cada hierba un paquete. Un consenso real, creciente y formidable correspondió a donaciones concretas. Lo más sorprendente es cómo lograron llegar a un consenso incluso sobre el comportamiento más atroz e inhumano del régimen". Las analogías superficiales pueden desviarnos. Sin embargo, no podemos evitarlo. La mente humana funciona por analogías. Las analogías siempre existen. Tú revelas una herramienta muy poderosa para comprender y distinguir, es decir, exactamente lo contrario de hacer de cada hierba un paquete.