Dupau, Francis / Escritor
El último gran rey de España.
Rara vez tanto como Felipe II de España (1527-1598) un gobernante de la era moderna ha sufrido una imagen negativa tan duradera. En ocasiones se han pasado por alto los logros reales de su reinado, al igual que el entorno cultural, polÃtico o religioso del que fue producto y que le fue impuesto.
El legado que le dejó su padre, Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, es un don envenenado: si no logra conquistar la dignidad imperial, se encuentra a pesar de todo colocado al frente de una gigantesca "monarquÃa compuesta". ". Esto lo convierte en el soberano de las entidades polÃticas, cada una con derechos especÃficos, territorios a menudo sin continuidad geográfica entre sÃ. La configuración de tal conjunto hace que su gobierno y su conservación sean delicados. Por primera vez en la historia de la humanidad, un imperio tiene una dimensión verdaderamente global. No estaba escrito necesariamente que la presencia de España en América o Asia serÃa perenne. Otro importante desarrollo geopolÃtico, la expansión otomana que amenaza la Europa cristiana. Felipe II también se enfrenta al mayor cisma de la Iglesia cristiana occidental, la Reforma Protestante. La segunda mitad del reinado estuvo finalmente marcada por el surgimiento de una nueva potencia marÃtima agresiva, Inglaterra. A esto hay que añadir lo que Geoffrey Parker llama la "revolución militar", que se inició en el siglo XVI. Hacer la guerra se está volviendo mucho más caro debido a numerosos desarrollos técnicos. Más que nunca, es necesario que un soberano domine complejos mecanismos financieros si quiere establecer su supremacÃa. una nueva potencia marÃtima agresiva, Inglaterra. A esto hay que añadir lo que Geoffrey Parker llama la "revolución militar", que se inició en el siglo XVI. Hacer la guerra se está volviendo mucho más caro debido a numerosos desarrollos técnicos. Más que nunca, es necesario que un soberano domine complejos mecanismos financieros si quiere establecer su supremacÃa. una nueva potencia marÃtima agresiva, Inglaterra. A esto hay que añadir lo que Geoffrey Parker llama la "revolución militar", que se inició en el siglo XVI. Hacer la guerra se está volviendo mucho más caro debido a numerosos desarrollos técnicos. Más que nunca, es necesario que un soberano domine complejos mecanismos financieros si quiere establecer su supremacÃa.
Este libro sigue a Felipe II confrontado con estos formidables desafÃos, al intentar matizar algunos de los lugares comunes asociados a su persona. Si se le atribuye haber dejado guiar su polÃtica por un fanatismo religioso, las decisiones implacables que toma están más inspiradas en una "razón de estado" a la que se dedica sin lÃmites. A pesar de una fe intensa que, con razón, podrÃa merecerle el calificativo