Guerra, Jorge / Escritor
Acá estamos, continuando el largo y serpenteante camino iniciado en el primer libro de la Nobleza Negra que nos permitirá, ahora sÃ, ir desentrañando todos los eventos que siguieron después del punto de quiebre entre la SerenÃsima Venecia y los Estados Pontificios.
Otra vez deberemos recurrir a cada detalle de los hechos para comprender en profundidad los acontecimientos que originaron ese primer punto de inflexión en el devenir de, no solo de la nueva facción veneciana, sino del mundo todo.
Esta segunda parte de la trilogÃa es, quizás, la más intrigante porque se analiza las acciones de grupos y personas que se llevaron a las consecuencias de la disputa entre las facciones dominantes, los Vecchi y los Giovani, ambos surgidos de la poderosa Venecia con aliados y enemigos que, juntos todos y en el transcurso de 300 años, cambiaron el mundo de entonces y el del futuro.
Los Vecchi, y sus aliados, fieles a su ingenio, siguieron sosteniendo sobre sus pilotes clavados en el fangoso lecho de la laguna parte del poder que ostentaban pero, los Giovani, sangre nueva, impetuosa, también ingeniosos, entendieron que nuevas circunstancias obligaban a expandirse, salir del reducto de la laguna y buscar una salida más directa al mundo exterior que, mejor posicionado, estaba dando muchos pasos adelante y eso, sin duda, antes o después, menguarÃa su poder y en consecuencia la riqueza que los sostenÃa.
Nuevas ideas surgieron y también nuevas posiciones. Cuando Sarpi escribió la “Historia del Concilio de Trento”, la muerte anunciada de conflicto con Roma, se hizo manifiesta.
Ese siglo, el XVII, podrÃa llamarse el siglo del primer punto de inflexión de la nueva humanidad del viejo continente, punto donde ya la nueva Anglo Venecia ejercerÃa fuerte presencia y que luego se extenderÃa cual pulpo con sus múltiples tentáculos a todo el mundo conocido; también a aquel lejano territorio llamado América, tierra abundante que España se adelantó en ocupar pero que la Anglo Venecia no dejarÃa de conquistar, no directamente sino indirectamente con recursos poco esperados pero sà muy efectivos.