Cecchi, Roberto / Escritor
Hablar de restauración hoy es hablar de un mundo que se fija en el pasado y trabaja con esmero por la transmisión de esos valores. De alguna manera, indica la forma de entender nuestra relación con la historia, incluso más allá del bien único. De hecho, la idea de restauración, el concepto de protección se amplÃan cada vez más, tanto como para mirar hacia el territorio, más allá del objeto único.
Y aquÃ, además de la experiencia de la vida cotidiana, nos ayuda la sensibilidad y el cariño por nuestra herencia cultural que muestra un erudito como André Chastel, quien, en una hermosa pieza de la historia del arte italiano de 1980, es parte de esta visión. : "En Italia, la ciudad con su poder de ordenamiento puede moverse hacia el campo. ¿De qué otra manera explicar el admirable trazado del paisaje y la relación entre el trabajo artÃstico y las obras de utilidad, e incluso las herramientas mecánicas, que se pueden ver en todas partes en este tierra de fontaneros, constructores de puentes y presas, botánicos e inventores de jardines ".
Recuerdo que las palabras iniciales de mi libro se inspiraron en una visión que nació fuera de nuestro paÃs: se trataba de un artÃculo del "Economist" del 26 de noviembre de 2005, titulado "Addio dolce vita. Una encuesta de Italia", que tenÃa Se ha visto como una investigación despiadada sobre nuestro paÃs,
de la que no se salvó nada, ni en lo económico ni en lo administrativo ni en lo social, si no en el patrimonio cultural. En ese paisaje desolador, solo eso permaneció milagrosamente intacto y, usando expresiones como el campo es impresionante, las ciudades históricas hermosas, los tesoros culturales asombrosos, a nuestro paÃs se le reconoció implÃcitamente la capacidad para realizar actividades adecuadas de protección y conservación. Exactamente lo contrario de lo que dijimos y dijimos nosotros, donde es fácil escuchar sobre activos agotados, mala protección, dificultades de gestión.